jueves, 20 de diciembre de 2012

Preludio para el fin de los tiempos

Dicen que se acaba todo y a mi entender ya está todo acabado.
Quizás sea lo mejor...
Es curioso, como de todos lo finales del Mundo que nos han amenazado
desde que tengo uso de razón, 
es el único que tengo en cuenta.
Que inconscientemente todos tenemos en cuenta.
Pienso; ¿y si no te veo más?
Ahí me doy cuenta de que ha calado más allá de lo habitual y pienso que en realidad,
todos sentimos que nos lo merecemos.
Y el Apocalipsis se desliza sin fecha,
sino que se ha hecho en nuestro día a día,
su espacio.
He cambiado el cuarteto, el piano, la música,
por un solista aullando en la boca de tu infierno.
Porque así es como nos sentimos todos.
Un aria infinitamente ascendente que nadie escucha hasta el final.

Me miras a través de la ventana del quirófano mi querido Monstruo,
con tus espinas y tu larga cola,
implorando que volemos.
Has venido al rescate, a arrastrarme lejos.
Como el bip-bip-bip del monitor alerta del paciente,
tu oyes en la distancia mi extinción.
Oh Dios...No te he avisado de que aquí no llega nuestro túnel.
Por mucho que mires, no aparecerán pasadizos secretos.
Sólo haces que me cueste contener las lágrimas.
¡Vete! ¿No te das cuenta del dolor?
¡No te vayas! Tengo tanto frío si te vas.

Si esta semana es la última de mi vida, debo ser consciente
de que,
ha sido,
un auténtico fracaso.
Mi ello estará satisfecho, se acaba el tiempo en este sarao flamenco.
Podrá dejarse abatir como desligado de su parvada.
Una nueva era, la era de la culebra, vaticinan cambios...
Eso ya lo veo, nada bueno.
Y otra vez me dices : "Sálvate tú"
Ahora con dolor.(Me estoy ahogando en la rabia)
Si me salvo, moriré de igual manera.
"¡Sálvate tú!"
Tú tampoco te salvaste. Por eso estamos donde estamos.
Por eso lamentas que te siga las huellas fosilizadas.
Es verdad que no queda Mundo que salvar. (No soy tan ingenua)
Es verdad.
Sólo un fin de los tiempos sería justo con todos. 
A estas alturas es a todo lo que podemos aspirar.
Huele a azufre en el sudor de las personas y las calles piden sangre.
(Me estoy ahogando en la rabia)
El aire huele a muerto, a muerto, a muerto...Todo se tiñe de requiem.

Me sujetas la puerta, desconocido.
A pesar de que estoy a la distancia suficiente para ahorrarte la cortesía, me sujetas la puerta.
Luz. Te maldigo, un músculo se contrae y esbozo una sonrisa.
Se ha colado la esperanza.

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